Las clínicas demandan la intervención estatal para mejorar su situación fiscal – La Voz de San Justo – 07/07/2019

Domingo 7 de Julio de 2019 | 10:44 a.m.

El sistema de salud privado sanfrancisqueño no es ajeno a la realidad nacional atravesada por problemas económicos, aunque mantiene su «microeconomía» y con esfuerzo e inversión enfrenta los cambios de paradigmas en recursos humanos y tecnología. Directores de clínicas locales aseguraron que la inflación médica (65 % en 2018) es mayor que la inflación general.

Por Isabel Fernández

El sistema de salud privado de nuestra ciudad no es ajeno a la situación de crisis del el sector a nacional. Las clínicas la están»remando» para mantenerse y seguir brindando la mejor atención.

Cumplen con una función social y laboral importante, sin embargo no tienen acceso a créditos blandos, pagan impuestos y tasas como cualquier comercio o empresa, no tienen beneficios tributarios como el recupero del costo del IVA, pagan la tarifa de energía eléctrica como grandes consumidores. Son los mismos trabajadores, los médicos los que afrontan los costos, aportando dinero entre todos.

Según un estudio realizado en Córdoba, el sector de salud privada es un gran generador de trabajo, incluso más que la industria automotriz y con un alto porcentaje de empleo femenino como jefe de hogar. El 90 % de los pacientes con obras sociales como Pami y Apross se atienden en los sanatorios privados.

Entre las cuatro clínicas de San Francisco -Regional del Este, Sanatorio y Clínica San Justo, Sanatorio Argentino y Clínica de Especialidades»Enrique J. Carrá (h)-, existen unas 250 camas. Además se desempeñan 400 empleados y otros 400 profesionales médicos.

Por la ubicación geográfica tan cercana a la provincia de Santa Fe son muchos los médicos que trabajan en ciudades como Rafaela o Santa Fe y también aquí se atienden muchos pacientes de la vecina provincia.

Los doctores Daniel Casermeiro y Daniel Puricelli, directores médicos del Sanatorio Argentino y de la Clínica Regional del Este, respectivamente, analizaron en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO la realidad del sector y pidieron más intervención del Estado otorgando beneficios que permitan oxigenar la asfixiante situación.

-¿Cómo enfrentan la situación económica actual las clínicas?¿Está en crisis el sistema de salud privado en la ciudad?

-Daniel Casermeiro: El sistema de salud hace décadas que está en crisis y lamentablemente nunca hubo recomposiciones. Cada uno de los nuevos avatares nos obligan a tratar de nivelar un poco para abajo ya sea en la parte edilicia, tecnológica con los nuevos equipamientos y eso lamentablemente va a influir también en la calidad de servicio.

A veces tenemos que complementar con empresas secundarias de salud en casos como el diagnóstico. Hay aparatos que están totalmente actualizados, pero ya no son más de la clínica, cuando sí debería poder tenerlos.

Desde el punto de vista edilicio pasa lo mismo, el mantenimiento cuesta cada vez más. La empresa de salud tiene un porcentaje directamente relacionado al valor dólar y el desfasaje se hace aún mayor. Es común que en un sanatorio dos meses al año aumenten los services oficiales porque los tomógrafos o aparatos de rayos necesitan una reparación.

Con la inflación y la corrida cambiaria, los desfasajes en el sector de la salud fueron totalmente asimétricos. Nosotros no tenemos la posibilidad de remarcar nuestro producto o ponerle el precio.

– Se dice que hay una inflación médica que crece más que la común.¿Cuál es el costo más caro que afrontan las clínicas?

-Daniel Puricelli: La inflación médica incluye todo lo que deben pagar las clínicas, desde los salarios, los medicamentos, los insumos, los services para los aparatos tecnológicos, etc. La inflación en salud es superior a la corriente. Hubo alrededor de un 65 % de inflación sanitaria o médica en 2018, por encima del 45 % de inflación común.

Los aranceles están regidos por las paritarias que no aumentaron en ese porcentaje. Todo esto agrava el problema y quienes absorben las diferencias terminan siendo los profesionales que trabajan en la clínica, que habitualmente pagan parte de derechos o alquileres. La parte médica está soportando todos los aumentos.

-D.C.: El costo del personal en las clínicas se lleva la gran parte de los gastos. En la mayoría de las pymes, el costo laboral equivale al 28 % del gasto mientras que en nuestro caso, se eleva al 45 % del total, y es muy alto. Las clínicas están abiertas los 365 días del año, las 24 horas, y tienen que tener personal permanente.

-D.P.: La diferencia está en que cuando nosotros incorporamos tecnología, lejos de reducir la cantidad de personal, tenemos que aumentarla y pagar más. Cuando traernos un tomógrafo hay que traer técnicos y profesionales que lo manejen y procesen las imágenes.

Las instituciones médicas privadas se encuentran en una «situación complicada» y demandan la intervención estatal para mejorar su situación fiscal. Así lo advirtió recientemente la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Adecra) durante el tercer Congreso de SaludAnual, que reunió a unos 800 asistentes en Buenos Aires, con presencia de empresarios, periodistas y economistas, entre otros invitados.

-¿Cuáles son las mayores dificultades para el mantenimiento de las clínicas?

 -D.C.: Raramente tenemos posibilidad es crediticias y tenemos serias dificultades para financiarnos. Para las pymes suelen salir créditos blandos pero para las empresas de salud no hay, tampoco subsidios como por ejemplo hay en la educación. Sería bueno acceder a créditos blandos para poder actualizarnos.

 -D.P.: La presión fiscal también es muy fuerte. Las clínicas no pueden utilizar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) porque quienes nos pagan, están exentos, el Pami o el Apross. Tenemos mucho dinero de IVA a favor que no lo podemos utilizar.

Las clínicas privadas nacieron y se desarrollaron para suplir una función que el Estado no cumple, que es la atención de la salud. Si tuviéramos un Estado con una atención de la salud vigorosa, solo existirían clínicas privadas para temas puntuales.

No somos clínicas privadas, sino de gestión privada, porque los fondos que ingresan son de Pami, Apross y obras sociales en su gran mayoría, entonces son fondos públicos o semipúblicos y nosotros no fijamos el precio, sino que es un complejo mecanismo de negociación que generalmente lo fija quien nos contrata.

Los colegios que nacieron con la misma orientación tienen un tratamiento por parte del Estado totalmente distinto, están subsidiados, con tarifas y calidad impositiva distinta.En cambio, nosotros tenemos el mismo tratamiento por parte del Estado que el que tiene un negocio en un local, con las mismas tarifas e impuestos.

Somos el único sector en el que los bienes de capital que se compran se pagan con dinero que aportan los mismos médicos. Al no tener créditos, si se quiere comprar algo hay que recaudar entre todos los médicos para hacer un crédito entre nosotros mismos. Es algo bastante insólito.

-DC: Si nuestras empresas fueran redituables como cualquier pyme, entonces se podría manejar la proyección que tiene esa empresa como estar en el tope de la tecnología, la calidad en cuanto a la parte edilicia, en proyectos de ampliación.

Todos sabemos que la salud amerita una actualización permanente no solo desde el punto de vista científico para los médicos, sino en materia tecnológica y edilicia. Las exigencias que tienen las clínicas son específicas, hay normas edilicias que se deben cumplir por seguridad, por eso, para nosotros es más cara la construcción.

– Cerraron clínicas en el interior provincial,¿por qué se produce esto?

 -D.P: En los pueblos del departamento San Justo han desaparecido pequeñas clínicas que cumplían una función muy importante porque podían solucionar muchas atenciones como un parto normal o una cirugía menor, que hoy se solucionan con ambulancias.Tenemos las rutas llenas de ambulancias porque se ha caído el primer cordón de salud, nosotros somos el segundo y después sigue la capital.

-¿Podría pasar en San Francisco?

 -D.P.: Es un»no sistema» porque no está organizado y no se está previendo qué pasaría si desaparecieran las clínicas en San Francisco, ¿dónde se atendería la gente? En un pueblo se soluciona con una ambulancia pero en nuestra ciudad, no. Requiere de un enorme esfuerzo mantener estas instituciones no solamente funcionando, sino que funcionando bien; brindar el servicio en buenas condiciones es caro.

-D.C.: Cuando la clínica va avanzando en algo, hay que saber que detrás de eso hay aportes personales y particulares. Siguen apostando a la salud porque es el rubro familiar o un grupo de gente que quiere hacerlo. Y no es porque haya un crecimiento genuino, prácticamente todas nuestras instituciones están en dificultades, con moratorias, porque no alcanzamos a cubrir el circuito mensual.  Hace cuarenta años que venimos haciéndole frente a una situación que no es viable y la estamos transformando en viable, pero no sabemos hasta cuándo. Hay poblaciones de la zona como Porteña donde directamente no tienen clínica, en otras, había dos o tres y queda una, como en localidades como Freyre, Devoto o La Francia.

Nosotros la estamos remando, estamos corriendo riesgos porque estamos en el mismo sistema. Nos sentimos con ciertas injusticias fiscales, tributarias, crediticias que si cambian, le generarían a las clínicas un oxígeno extraordinario y no estaríamos en una situación de incertidumbre como la que vivimos.

En las reuniones lamentablemente tenemos que estar compartiendo nuestras incertidumbres, ver cómo tomar medidas en conjunto para protegernos, en vez de compartir nuestros proyectos.

-¿Qué ocurrió con la conformación del clúster de salud que se anunció hace dos años en la ciudad?

 -D.C.: En épocas de campaña, los gobiernos hablan de la salud como si fuera su caballito de batalla, pero seguimos siempre igual. El clúster de salud surgió hace dos años para potenciar que el sistema esté lo más sólido posible, pero quedó en dos o tres reuniones de índole político, con buenas intenciones quizá, pero que no se plasmaron en nada.

-D.P.: Sin embargo, dentro del contexto que se vive es muy bueno que exista una comunicación y una solidaridad entre las cuatro clínicas y tratamos de buscar soluciones entre todos. Ya tuvimos la crisis del 2001 que nos enseñó mucho a todos y varias crisis más y por lo menos, hay una buena relación entre todos que permite salir adelante en momentos como estos.

Para que estas crisis no afecten la calidad de atención, se requiere un gran esfuerzo de todos, a veces hay que dejar de lado muchas cosas para que los insumos, los medicamentos sean los adecuados, es un esfuerzo de toda la clínica y su personal.

-¿Cuál es la situación con las obras sociales?

 -D.C.: Hay un problema que es histórico. Nosotros brindamos una prestación que la cobramos en 75 a 90 días. En épocas de estabilidad, muchos dicen que en la salud se hace una rueda y se empieza a cobrar. Pero la diferencia que hay en países como el nuestro en el que hay inflación altísima, en esos 75 o 90 días el costo de la inflación lo soportamos solamente las clínicas. También existe un sistema de débito, esto es cuando nos pagan, a su vez nos cuestionan algunas cosas y nos debitan dinero que luego lo vuelven a acreditar 90 días después, entonces hay prácticas que se cobran 180 días después de haberlas realizado.

Con el Pami tenemos un desfasaje en los dos últimos años de un 25 % anual, perdimos un 50 %. Pero no podemos decirle que no atendemos a los jubilados y afiliados porque nos dejan de pagar y una clínica, si le deja de pagar el Pami no puede seguir funcionando. Estamos cautivos dentro de ese sistema y obligados.

-¿Qué tendrían que hacer los gobiernos nacional y provincial?

 -D.C.: El gobierno provincial y nacional deberían mirar con más cuidado al sector de salud. Hay relaciones pero no hay resultados. Deberían ofrecer subsidios, acceso a crédito blandos, brindar exenciones impositivas, beneficios para aprovechar el IVA. Las clínicas pagamos la luz más cara porque somos grandes consumidores. También hay otros gastos como los residuos patógenos que por el servicio se le paga a la municipalidad,éste funciona correctamente.

«Es necesaria una integración pública y privada en salud»

Ante la complicada realidad, desde Federación Médica de Córdoba se plantea la integración público privada en el sistema de salud, con el objetivo de optimizar recursos y disminuir los riesgos en los pacientes.

El presidente de la Federación Médica de Córdoba y director médico del Sanatorio y Clínica San Justo, Daniel Martelli, quien además es secretario de la Confederación Médica de la República Argentina, advirtió que la situación que viven las clínicas es «mala» y destacó la importancia de que se tome la decisión política de integrar los dos sistemas público y privado para abaratar costos y mejorar la atención.

«No hay integración pública y privada, es más, son antagonistas, compiten y eso no tiene sentido. Es necesaria una integración pública y privada en salud», dijo Martelli.

El médico añadió que»no sería malo que puedan integrarse los dos sistemas. Es una decisión política que se debería tomar porque estamos hablando de pacientes hospitalarios que pueden ser atendidos y su problema resuelto en la parte privada y el costo lo afronta el Estado».

Martelli ejemplificó que muchas veces en San Francisco»tenemos un paciente que está mal y se deriva a Río Cuarto o Córdoba cuando en 20 cuadras lo solucionan. Muchos dicen que es costoso, pero el traslado, la ambulancia, la internación y los procedimientos en otros lados son también costosos».

Sigue la emergencia sanitaria

 Martelli recordó que desde 2001 está decretada la emergencia sanitaria porque se cierran clínicas y faltan recursos. «Hace 18 años y no pasa nada, se va prorrogando y no hay soluciones», alertó el médico.

Remarcó que las instituciones privadas»se sostienen con el aporte de los médicos y por la crisis hubo mucho problema financiero, se tuvieron que acomodar pagos y pagar aguinaldo en forma diferida».

El cierre de clínicas en el interior y la falta de médicos son otros problemas que se afrontan.

Martelli recordó que hace 20 años en San Francisco»había cinco clínicas y una maternidad. Estaban las cuatro que están ahora, el Instituto Médico Quirúrgico que cerró y nadie lo reemplazó y la maternidad del doctor Marinosci, que desapareció también. En los últimos 20 años no hubo cierre de clínicas pero lo tuvimos antes y la población aumentó igual que las prestaciones. Se necesitarían más camas».

Añadió que la falta de médicos es por mala distribución, aunque ahora el gobierno provincial tomó la propuesta para incentivar la radicación en el interior. «No faltan médicos, sino que están mal distribuidos geográficamente y en las especialidades críticas, como neonatoloía, terapia intensiva, neurocirugía, anestesista, etc.. En San Francisco no se ve, pero en el interior sí. No hay una distribución racional del recurso humano, Córdoba tiene 23.000 médicos, 13.000 están en la capital», aseguró Martelli.

Adecra+Cedim es una Cámara pionera que protege y jerarquiza a las instituciones médicas privadas de todo el país.

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