Aunque la inflación, el precio del dólar y los altos costos repercuten fuerte en el sector, existen factores que permiten vislumbrar una recuperación a mediano plazo.
27 enero, 2020 | José Busaniche
El Encuentro Nacional de Clínicas, Sanatorios, Hospitales e Institutos de la República Argentina que se realizó en octubre mostró, por un lado, el difícil momento que atraviesa el sector de la salud a nivel nacional, con la consecuente repercusión en Córdoba. Sin embargo, no todas fueron pálidas ya que allí se expuso cómo el sector de la salud podía convertirse en un sector dinamizador de la economía.
Marcelo Capello, presidente del IERAL de la Fundación Mediterránea, fue el encargado de presentar un informe donde se vislumbra por qué el sector tiene chances de ser una usina clave en el entramado económico del país.
En ese sentido, el economista planteó que “a una economía que le cuesta generar empleo, la participación del sector salud representa aproximadamente 10% del PBI”, destacando varios datos para tener en cuenta. Por caso, el empleo generado por servicios relacionados con la salud humana representa:
-El 24% del empleo en industria manufacturera.
-El 77% del empleo en industria alimenticia.
-Es casi 4 veces mayor al empleo generado en la industria automotriz y más de 4 veces el empleo generado en la industria textil.
-En total, a nivel país, más de 600.000 puestos de trabajo corresponden al sector salud.
Otro punto interesante del informe presentado por Capello, en colaboración con la economista Laura Caullo, tiene relación con la alta incidencia que muestra el sector entre los empleos formales. De 18 sectores productivos analizados, “salud” se encuentra en el puesto número 13, con el 21% de asalariados no registrados en el ámbito privado, bastante lejos del 70,8% que muestra el sector de la construcción, el 45,1% en “hotelería y restaurantes” y 44,9% en “textiles”.
Siguiendo esa línea, el informe señala que “la salud constituye uno de los sectores con menor incidencia de informalidad laboral”, poniendo hincapié en que a medida que las empresas de salud son más grandes, menor es el nivel de informalidad. ¿Un ejemplo? En empresas con hasta cinco empleados la informalidad llega al 54,9%, mientras que en entidades con más de 100 empleados ese porcentaje es del 9,2%.
¿Por qué el próximo gobierno nacional debiera priorizar la expansión del sector? Ese fue uno de los tópicos que se abordó en el encuentro. Y uno de los motivos que surgió con más fuerza a la hora de buscar respuestas fue que “más de la mitad de sus trabajadores están ocupados en empleos que requieren alta calificación, específicamente el 54,6%”, bastante lejos de quien figura segundo en la lista: “agricultura, minas y canteras”, con el 28,4% e intermediación financiera, con el 27,4%.
Cómo pega “el combo” en Córdoba. Los costos que deben enfrentar las instituciones médicas, los ingresos regulados por el Estado y la inflación, entre otros factores, “provocan un desfasaje importante en la actividad”, coinciden algunos de los referentes de la salud de la provincia, entre ellos Marcos Lozada, director de Sanatorio Allende, quien no duda en afirmar que si bien “ese combo” resultó perjudicial para el sector, la entidad que gerencia “está en condiciones de sortear este momento complejo que atraviesa el país”.
En tanto, Tomás Allende, también integrante del directorio del Allende, va en la misma línea, pero hace hincapié en un hecho: “El año pasado pusimos en marcha proyectos que implicaron fuertes inversiones. Y el 2019 nos encontró con esas inversiones a mitad de camino, por lo que tuvimos que ser muy prolijos desde la administración”.
Por su parte, Pablo Paltrinieri (Hospital Privado) no duda en calificar de “alarmante” la situación del sector de la salud privada, con cierres de clínicas y centros médicos incluidos, pero al mismo tiempo remarca que en el caso del Privado “no tuvimos caída en la demanda, por el contrario, tuvimos que hacer frente a una demanda insatisfecha proveniente de otras regiones del país”, destacando que siguen adelante con el plan de inversiones previsto.
Sanatorio del Salvador es otra de las entidades que pese a la difícil coyuntura este año decidió continuar invirtiendo. “Puede haber momentos más desfavorables que otros, pero una institución de salud debe trascender y superar los escenarios críticos gestionando muy bien sus recursos”, sostiene Paulo Vigo, directora del centro médico.
Los números detrás de esas opiniones se pueden analizar a partir del trabajo de IERAL citado al comienzo de la nota. “Se registra una fuerte suba del precio de insumos médicos, altamente dolarizados, que al no trasladarse a precios socava los resultados operativos de los prestadores privados de salud”, señala el informe, que da cuenta de un aumento (en el tercer trimestre del año) en los costos de los materiales e insumos (pasaron del 16% al 24%), de los insumos médicos (medicamentos y descartables) que se fueron del 22% al 30% y de los insumos no médicos (del 7% al 15%).
¿Hacia dónde va la medicina privada? Desde otra óptica, según el último estudio económico de Adecra+Cedim, de acuerdo a las tendencias observadas en el sector se puede determinar que el sistema privado de salud “camina a paso lento pero sostenido hacia una crisis de financiamiento”. De acuerdo al informe esa crisis “no se va a manifestar en una explosión del sistema sino en una decadencia a la que se marcha de manera paulatina”.
“Por eso es muy difícil revertirla ya que, al no ‘explotar’, los actores sociales consideran que todavía hay tiempo para posponer las decisiones ‘duras’. Así es como la crisis de financiamiento lleva, no a la “explosión”, sino al sostenido deterioro en la calidad del sistema”. ¿Cómo se manifestará, entonces, la crisis de financiamiento que se avecina? “Profundizándose los actuales problemas que hoy aquejan al sector privado de la salud, tanto financiadores como prestadores privados, los cuales con las crisis de financiamiento se acelerarán en el futuro inmediato”, finaliza el documento.
Las prepagas, golpeadas. Cuotas más elevadas pero para un universo -de afiliados- cada vez más reducido. Y la inflación en el medio. Así se puede explicar el año que están viviendo las prepagas: cerrarán el 2019 aplicando 8 aumentos pero ni aún así lograrán equiparar los números de la inflación. Para peor, la destrucción del trabajo formal trae aparejada una caída en la cantidad de afiliados a medicina prepaga. En ese sentido, la consultora Claves destaca que el sector se vio favorecido hasta 2018. “Ese año se perdieron 200.000 puestos de trabajo, lo cual redujo la tasa del sector salud privada y obras sociales. En 2019 sigue la tendencia decreciente (-30.000) y se proyecta que esto continúe hasta 2020”, señala la consultora, que finaliza con un dato alarmante: hay más de 16 millones de personas sin cobertura, lo que implica un 37% de la población.